Tropical Bois
 

Producir en la Costa de Marfil

Cuando la empresa Tropical Bois empezó la producción en los años '80, la Costa de Marfil era un país floreciente y pacífico, un verdadero motivo de orgullo del continente africano.


Desgraciadamente, a partir del año 1999 una serie de golpes de estado, desórdenes, tensiones sociales e ingerencias extranjeras cambiaron esta situación drásticamente.

La economía del país ha sido sacudida violentamente y el tejido social lacerado, destruyendo la moral del pueblo de Costa de Marfil y llevándolo en gran parte al umbral de la miseria y de la desesperación.


Individuos y empresas sin escrúpulos se han aprovechado de esta situación, así como de la imposibilidad del gobierno de ejercitar controles adecuados, para obtener favores ilícitos corrompiendo a funcionarios que son empujados a llegar a estos acuerdos a causa de la necesidad y de la confusión política.

Estas empresas han obtenido siempre el silencio y el encubrimiento por las talas ilegales, asi como por la aprobación de repoblaciones forestales inexistentes, e incluso por facturas eléctricas artificiosamente aminoradas.

Han podido no pagar impuestos por la tala y la exportación, eludir los pagos a la seguridad social, en algunos casos pagar a los empleados menos del mínimo establecido por la ley.


A nivel forestal se han hecho desastres enormes en la zona sobre el 8° paralelo, que ya no esta bajo el control del gobierno: se trata de zonas sabánicas, donde los pocos árboles existentes eran los únicos garantes de un delicado ecosistema.

Estas áreas ahora han sido dejadas a la desertificación en poquísimos años, con consecuencias irremediables sobre el clima y sobre la agricultura, haciendo dudar sobre la sobrevivencia de miles de personas.

Del mismo modo han sido saqueados todos los parques nacionales y gran parte de las selvas demaniales y de la Sodefor.


Las empresas y los individuos que han practicado estos estragos se han enriquecido de diversas maneras:

- en primer lugar porque han tenido acceso a madera que no es de su propiedad, por la cual no han pagado las tasas relativas a las concesiones o los precios normalmente en vigor para la tala en las selvas Sodefor

- además, sobre las cantidades abatidas no han pagado tasas de abatimiento

- por último, no han tenido los correspondientes gastos y/o obligaciones de repoblación forestal, que están relacionadas con el número de plantas cortadas.


A menudo, teniendo que esconder el material producido proveniente de troncos adquiridos ilegalmente, tampoco han pagado las tasas de exportación sobre este material.


Es obvio que estas empresas han podido, en todo este periodo, vender sus productos a precios inferiores a los de las empresas que han actuado correctamente, aun ganando mucho más.


Por otra parte las empresas honestas a menudo se han visto imponer tallas por funcionarios corrompidos, que obstaculizaban continuamente con el fin de obtener sumas de dinero.

Es lógico que, para estas empresas que pagan las tasas, a los trabajadores, a los proveedores, que cumplen con las obligaciones sociales, que talan solamente en concesiones regulares y replantan regularmente, ha sido y continua siendo difícil sobrevivir y continuar produciendo soportando esta competencia desleal.


Desde el año 2011, después de la instalación del nuevo Gobierno reconocido por la Comunidad Internacional, se ha dado un paso hacia el restablecimiento de la paz política en todo el país.

Aunque desgraciadamente a nivel forestal el daño más grave ya ha sido hecho y la selva de la Costa de Marfil ya no volverá a ser nunca más la mísma, ha vuelto la esperanza de que por lo menos socialmente la Costa de Marfil vuelva a ser la que era antes de estos años de decadencia y confusión.

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